miércoles, 4 de agosto de 2010

Luchemos por la protección preservación del patrimonio arqueológico

Fuente; identidad sanjuanera


Batey Maguana



Piedra de Anacaona

Por: José Enrique Méndez



Hay abundantes documentaciones hechas desde mediado del siglo XX, cuando el área de la Plaza aun no había sido afectada por múltiples intervenciones, que permiten inicial la reconstrucción de la Crónica espitolar desde su descubrimiento hasta nuestros días.

De la traducción del francés y notas por el Licenciado O. Armando Rodríguez de la Investigaciones etnologicas en Santo Domingo (1853) sobre la Plaza Ceremonial Batey Maguana, descubierta por Sir Robert Schomsurgk , cónsul de Inglaterra en Santo Domingo durante muchos años citamos:


“El círculo granítico, ahora conocido en los alrededores con el nombre de Cercado de los Indios, se encuentra en una sabana rodeada de bosquecillos y limitada por el río Maguana. El circo está formado en general por rocas graníticas que prueban por su pulimento que fueron recogidas en las orillas de un río, probablemente el Maguana, aunque la distancia sea considerable.

Las piedras son, en su mayor parte, de un peso de 30 a 50 libras y han sido colocadas muy cerca unas de las otras, dando así al circo la apariencia de un camino empedrado de 21 pies de ancho, y, tanto como lo permiten asegurar los árboles y los zarzales que han crecido entre las piedras, puede decirse que tiene 2,270 pies de circunferencia.

Un gran bloque granítico de 5 pies 7 pulgadas de largo, que termina en punta obtusa, se encuentra casi en medio del circo y está en parte enterrado en el suelo. Yo no pienso que ese bloque ocupe actualmente el lugar que tenía originariamente; ese bloque estuvo probablemente en el mismo centro. Ha sido pulimentado y dándole forma por la mano del hombre; y aunque su superficie ha sufrido las influencias atmosféricas, es evidente que ella debía representar una figura humana.

Las cavidades de los ojos y de la boca están visibles todavía. Ese bloque tiene, desde todos los puntos de vista, la apariencia de la figura representada por el padre Charlevoix en su Historia de la isla Española o de Santo Domingo, donde ella está designada como una figura encontrada en una sepultura india.

Un sendero de la misma anchura que el circo se extiende a partir de éste en la dirección del oeste y dobla después en ángulo recto hacia el norte, concluyendo en un arroyito. Este sendero está, en casi toda su extensión, invadido por una espesa selva; es pues imposible determinar su longitud exacta”.


De igual manera E. O. Garrido Puello en “Espejo del Pasado”, articulo, “El Corral De Los Indios”, afirma que:


“Como a 5 kilómetros de la ciudad de San Juan de la Maguana, hacia el Norte, existe un redondel de piedras sueltas conocido con el nombre de Corral de los Indios. Este redondel tiene alrededor de 2,270 pies de circunferencia y en medio del círculo una piedra como de dos metros de largo. Es un bloque pulimentado que parece representar una figura humana. Borrosa por la acción inclemente del tiempo se le pueden apreciar ojos y boca visibles sin mucho esfuerzo. El Corral está ubicado en la Sabana de Juan de Herrera y vecino a un importante caserío. Es un lugar precioso, con horizontes llenos de luz y poesía.”

Dándonos nuevos detalles de la explanada arqueológica, dice: La plaza la forma una circunferencia de dos estrechos anillos concéntricos construidos de piedras y relleno el interior del mismo material. Hacia el Sur, aledaño al círculo, hay un saliente cuadrado construido del mismo material y en la misma forma. Del Oeste sale una calzada de piedra orientada hacia el río. Esta calzada está casi destruida y de ella sólo quedan vestigios. Alrededor del origen y construcción de este corral se ha fantaseado de lo lindo. Sobre el tema repito las voces de la tradición y lo que han escrito algunos autores.

Sir Schomburgh cree que el círculo es su forma original fuera una calzada. Otros sugieren la posibilidad de que representara un santuario. Pero la tradición más aceptada supone que la plaza era usada por los indios para celebrar festivales y juegos y que el cuadrado saliente a que hacemos referencia más arriba, el lugar donde la Reina Anacaona y su corte presidían las ceremonias.

Un sendero de la misma anchura que el circo se extiende a partir de éste en la dirección del oeste y dobla después en ángulo recto hacia el norte, concluyendo en un arroyito. Este sendero está, en casi toda su extensión, invadido por una espesa selva; es pues imposible determinar su longitud exacta.
Las piedras son, en su mayor parte, de un peso de 30 a 50 libras y han sido colocadas muy cerca unas de las otras, dando así al circo la apariencia de un camino empedrado de 21 pies de ancho, y, tanto como lo permiten asegurar los árboles y los zarzales que han crecido entre las piedras, puede decirse que tiene 2,270 pies de circunferencia

Un sendero de la misma anchura que el circo se extiende a partir de éste en la dirección del oeste y dobla después en ángulo recto hacia el norte, concluyendo en un arroyito. Este sendero está, en casi toda su extensión, invadido por una espesa selva; es pues imposible determinar su longitud exacta.


Como podemos inferir, la localidad arqueológica de la plaza es superior a la actual se debe suponer que los terrenos alrededor del área actual del circulo de piedras, forman parte del sitio arqueológico.



El día que pararon la piedra de Anacaona



Muchas han sido las intervenciones que afectaron la integridad de lo que originalmente fue el Batey Maguana.
Como manera de organizar lo que queda y posteriormente restaurarlo citamos el siguiente fragmento de E. O. Garrido Puello, en su obra Espejo del pasado:

En 1818, al instalarse un nuevo Ayuntamiento del cual formaba parte Manuel E. Paulino, Carlos Marranzini y el que escribe estas líneas, su primera providencia fue interesarse en la conservación de El Corral de los Indios y disponer medidas acertadas con ese fin. Para el efecto hizo destruir las cercas que lo ocupaban y recoger las piedras que la incuria diseminaba por los alrededores. Mas luego el Gobierno militar Yankee, con fondos municipales, contrariando el proyecto del Ayuntamiento, se hizo cargo de los trabajos. El encargado colocó la piedra central parada contra la tradición que decía que la bella e infortunada Reina Anacaona presidía los juegos sentada en ella, recogió piedras sueltas, hizo una enramada rústica y levantó dos columnas como indicación de entrada al campo. La aspiración de los sanjuaneros muy justa y noble, se orientaba a que el sitio fuera embellecido y preparado para servir de atracción turística y de expansión espiritual para los visitantes. También que se fundara en el mismo lugar un pequeño museo de asuntos indígenas como complemento al ambiente prehistórico. Los yankees defraudaron esa aspiración.

Todas las obras que disponían hacer los Ayuntamientos, intervenidos como estaban por el Gobierno Militar, los fondos pasaban a Obras Públicas para ser dirigidas dichas obras por esa oficina. Esa es la razón de la paparruchada que se hizo en El Corral de los Indios.



Intervenciones del Batey Maguana


En los años de 1960 y 1965 el Ing. Emil Boyre de Moya realizó trabajos de restauración, dejándolo como está actualmente.


El profesor sanjuanero Luis Ney Sánchez al respecto comenta:


“En el 1960 el ingeniero E. Boyre Moya, director del Instituto Dominicano de Investigaciones Antropológicas de la UASD y su ayudante arqueólogo Luis Charlatte Baik comenzaron la reconstrucción de la calzada con unos 160 metros. Dice Chanlate Baik que en los años cuarenta, partes de las piedras del "Corral de los Indios", de San Juan fueron utilizadas en la construcción del Palacio del Ayuntamiento de ese municipio, acto monstruoso que contó con la aprobación táctica de las autoridades sanjuaneras, no sé si por ignorancia o indiferencia", sic. Creemos que yerra, porque el Palacio del Ayuntamiento se construyó a finales de los años 50, pero sí fueron tomadas para obras hidráulicas en el canal de Juan de Herrera que pasaba bordeándolo y era más fácil cogerla ahí mismo.(1)


En 1993 cuando se iba a reconstruir la carretera San Juan-Sabaneta pensaban hacerla por encima de la calzada y esto nos llevó a clamar en los periódicos. Ayuntamiento, Museo del Hombre Dominicano, Oficina del Patrimonio Cultural, para que no se cometiera la monstruosidad de destruir dicho monumento.


El ayuntamiento nos prestó su colaboración y junto al síndico de es entonces Juan de Dios Ogando y los profesores Ramón Valenzuela y Leo Oviedo, fuimos a Santo Domingo a denunciar la profanación en los diferentes medios de comunicación y esto hizo que los directores de Obras Públicas, Museo del Hombre Dominicano y la Oficina de Patrimonio Cultural se trasladaran a esta ciudad y desviaran el trazado de la carretera, para así salvar el monumento. En 1966 se le otorgó una contrata para la restauración de dicho monumento a unos ingenieros, que parecen desconocer la importancia histórica, porque comenzaron a construir una verja de hierro y concreto en el mismo borde de la calzada y esto nos llevó a una nueva protesta que fue oída por las autoridades competentes y esto nos llevó a construir la verja (consideramos improcedente)


Por otro lugar y hasta ahora es lo único que han hecho.


Consideramos que el gobernador provincial de turno (conocedor de los hechos) debió solicitar el concurso de las máximas autoridades del gobierno para revisar ese contrato y que se haga lo que realmente debe hacerse. Que se llame a los historiadores y arqueólogos conocedores de este asunto, para que elaboren el plan final de restauración.


Hagamos como los mexicanos y otros pueblos que se sienten orgullosos de sus pirámides y demás monumentos de la Era Precolombina. Prácticamente es de los pocos que nos quedan de nuestros aborígenes que fueron cruelmente extinguidos."

(1)


La calzada y parte de las hileras fueron destruidas por un encargado del distrito de Riego o constructor, para hacer obras hidráulicas en el Canal Juan de Herrera, cometiendo así un imperdonable crimen contra la historia y arqueología criollas.

OTRA LAMENTABLE INTERVENCION


El doctor Manuel Bello Abreu -Manolín-, ordenó la construcción de un muro de concreto



Durante el periodo de Gobierno del Dr. Joaquín Balaguer, el senador, doctor Manuel Bello Abreu -Manolín-, ordenó la construcción de unmuro de concreto, como vallado perimetral a un costo millonario, acción que provocó la desnaturalización del monumento precolombino.



2009

LAS NUEVAS INTERVENCIONES





La Fundación Brugal con el consentimiento del Director del Museo del Hombre Dominicano, procedieron a picar la base de cemento donde en el 1916 las tropas de ocupación norteamericana, cololocaron de manera vertical la piedra de Anacaona. De nuevo fue cercada y hubo la intención de pararla.


El Director niega haber dado esa orden.




No hay comentarios: