41 AÑOS DEL ASESINATO DE TITO MONTE


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A 41 AÑOS DE LA CAIDA EN COMBATE DE TITO MONTE


El 28 de agosto pasado, de cumplio un aniversario mas del vil asesinato perpetrado contra Numitor Elpidio Jiménez, comandante Tito Monte. No quiero que pase desapercibido. Es que no puede ni debe pasar desapercibido. Muy grande su amor por la patria y espíritu de sacrificios para ser ignorado. No puede ser ignorado ni por los dominicanos buenos ni por los dominicanos malos. Por los primeros solo tuvo amor y solidaridad y por los segundos un combate permanente.

Era el medio día del 28 de agosto del año 1969, en medio de una huelga nacional organizada por la otrora poderosa Unión Nacional de Chóferes Sindicalizados, UNACHOSIN y en medio de una atroz represión impulsada por el mil veces mal recordado gobierno Balaguerista de los 12 años en contra del pueblo y sus organizaciones, cuando auspiciado por el Movimiento Popular Dominicano, MPD, realiza junto a otros compañeros una acción política-militar de autodefensa popular contra el puesto militar ubicado en los Transformadores de esta ciudad de San Juan de la Maguana.

La acción se realiza y como todo buen revolucionario cumple con el mandato partidario sin dejar de respetar la integrada física de sus adversarios integrantes de las fuerzas armadas del país al servicio del régimen.

El odio del pueblo frente al gobierno balaguerista era tan fuerte en la población que los moradores de este municipio a lo callado expresaban su simpatía y admiración por la acción de estos jóvenes revolucionarios.

El comando revolucionario se retira sin mayores obstáculos y con la abierta colaboración de los moradores del sector de Villa Flores, siempre solidario y revolucionario, logran internarse por los campos aledaños al sector.

Sin previsiones tácticas correctas, el resto de los comandistas continuaron su camino con todas las armas mientras que el Camarada Tito Monte emprende el regreso hacia la ciudad con la ropa de combate por debajo de ropa de civil y sin ningún tipo de arma pues la finalidad no era entablar combate, sino llegar de nuevo a la ciudad y continuar con los trabajos políticos encomendados por nuestro Partido. No se previo que el mes de agosto era lluvioso y que los terrenos de retiradas estaban sembrados de arroz, que fracasaron dos acciones de igual características que se efectuarían en forma simultánea en los cuarteles del Ensanche Buena vista y Sabaneta, lo que produjo la detención de este revolucionario que de no ser por el pantalón de campaña que sobresalía al Jean que llevaba puesto pudo haber pasado por un simple campesino. En esa circunstancia fue hecho preso.

Al notar el pantalón militar uno de los guardias participante en la persecución se lo reporta al coronel Cristian Valdez alias el Pinto, quien de inmediato comienza a interrogarlo debajo de una mata de quenepa. Ya sin duda alguna sobre la identificación del Camarada Tito Monte, tanto este coronel como el mal recordado coronel Medina Sánchez comenzaron a insultar su condición de revolucionario a lo que este titán revolucionario salio en defensa de la causa revolucionaria y en defensa de su derecho a luchar por una sociedad mas justa.

Como fieles representantes de la bestialidad reaccionaria inyectada por las ideas más recalcitrantes del Dr. Joaquín Balaguer, estos dos coroneles reaccionarios como había de esperarse y Cristian Valdez le asestó un bayonetazo por la boca traspasándole la nuca. Cayo al suelo en medio de una nutrida ráfaga de ametralladoras disparadas por soldados dominicanos que el odio inculcado por Balaguer y sus seguidores no les permitían ver que el hombre al que acababan de depararle no era un hombre cualquiera sino uno de esos seres que surgen para luchar a favor de los oprimidos y olvidados como ellos mismos.

Cayó con los ojos abiertos clavado en la tarde sanjuanera que caía, mirando fijamente a los altos traspasando los cielos, con sus labios sonrientes y el arrozal sirviéndole de almohada para que sostenga en alto su frente de revolucionario.

No dudo de que el sonido de un trueno surgido de la fuerte luz de un relámpago anunciara al mundo que había caído el comandante Tito Monte.

Cayo pero no murió, solo mueren aquellos que dedican su vida al mal, al odio, a la explotación de sus semejantes, a los que le roban a los pueblos el fruto de su trabajo. Mueren los que defienden causas injustas, los que sostenían gobierno y regimenes corruptos como el de Balaguer. Mueren los que engañan a los pueblos ofreciéndole la gloria a cambio de un voto y después de ganar se olvidan de los compromisos.

Los que son como Tito Monte puede caer, pero nunca en verdad mueren, si murieran estas notas no se hubieran escrito a 37 años de este acontecimiento