lunes, 30 de junio de 2025

ARTICULO: Mery Mateo de Piña:maestra de Generaciones, cuya vocación a sido una extensión del Alma y no del deber.

Por: Silvano Pimentel .

Hoy, 30 de junio, Día del Maestro, se alza la palabra con gratitud para honrar la vida y la entrega de la profesora Mery Mateo, una educadora que hizo de la enseñanza un acto de amor cotidiano.
Su vocación fue más que una carrera: fue un compromiso con el alma de sus estudiantes, con el crecimiento de su comunidad y con la dignidad del saber.
Durante décadas, doña Mery fue faro en el Liceo Secundario Pedro Henríquez Ureña —hoy transformado en plantel técnico—, donde no solo enseñó, sino que sembró valores, guiando generaciones con dulzura firme y sabiduría sencilla.
Su paso por numerosos centros educativos, tanto públicos como privados, así como en espacios universitarios, dejó una huella profunda, no solo en los cuadernos, sino en la conciencia de quienes tuvieron el privilegio de llamarla maestra.
La profesora Mery Mateo no solo impartió conocimientos, sino que enseñó a vivir con respeto, a soñar con esfuerzo, a pensar con libertad. En cada aula fue palabra sabia, mano extendida, mirada que comprendía.

Hoy, su legado vive en cada profesional, en cada ser humano íntegro que alguna vez recibió de ella una lección.

A usted, maestra de generaciones en San Juan de la Maguana: gracias por enseñar no solo con libros, sino con el ejemplo.
Labor Educativa.
En la historia viva de San Juan de la Maguana hay nombres que no se pronuncian, se sienten. Nombres que no se olvidan porque habitan la memoria de quienes los llevaron alguna vez como bandera de formación y esperanza.

Uno de esos nombres es el de María Mateo de Piña —nuestra querida Doña Mery—, maestra de generaciones, faro persistente en el tiempo, cuya vocación ha sido una extensión del alma y no del deber.
Desde 1956, cuando inició su labor en el Programa de Alfabetización de Adultos bajo los ecos del régimen trujillista, Doña Mery comenzó a sembrar luz en la oscuridad del analfabetismo. Pero su siembra fue más que instrucción: fue humanidad, fue compromiso, fue ternura en la palabra y firmeza en el carácter.
Su paso por el Colegio Padre Guido Guildea y por el histórico Liceo Secundario Pedro Henríquez Ureña marcó a miles de estudiantes que aún hoy la recuerdan con reverencia. Pero no se detuvo allí. La Universidad Central del Este (UCE), desde su fundación, ha contado con su sabiduría generosa, siempre en el aula, siempre al servicio.
Con 59 años de magisterio y una licenciatura en Educación, Mención Letras, que cursó en la UNPHU en 1979, María Mateo no solo educó: formó conciencia, cultivó almas, y tejió con paciencia y rigor el carácter de hombres y mujeres que hoy llevan su huella en la vida.
Doña Mery es más que una maestra: es un legado. Y San Juan de la Maguana le debe más que un reconocimiento. Le debe gratitud eterna.

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