SAN JUAN DE LA MAGUANA. Las drogas a domicilio vía “delivery”, como cocaína y marihuana , se ha convertido en una actividad como otra cualquiera, imitando los servicio que ofrecen colmados y farmacias de sus mercancías, y lo pero es que los traficantes de estupefacientes han sembrado el terror, principalmente en los sectores donde operan.
Hay familias con menores y adolescentes cuyos vecinos en los patios cada noche consumen estupefacientes, y el olor afecta a los infantes quienes preguntan a sus padres, pero estos se abstienen de informarle la verdad mucho menos se atreven a denunciarlo a las autoridades por temor a represalia.
Muchas de esas familias, quienes piden reservas de sus nombres, han informado a este periodista que están viviendo una situación difícil porque son propietarios de las casas donde viven por cuya razón no pueden mudarse para rentar otra, y que si la venden, su valor seria muy poco como para construir una nueva.
Aunque parezca increíble la venta al detalle de drogas, principalmente a domicilio a través de los deliveris, se ha convertido en el “modus vivendi, (modo de vida)” de decenas de personas, principalmente jóvenes que tienen sus familiares, esposas e hijos, de cuya actividad las mantienen.
Algunas de las personas precisan que creen que hasta los miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), parecen temerles no solo a los vendedores al detalle, sino mucho más a los distribuidores, quienes en la mayoría de los casos nunca son apresados.
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